SOCIALISMO DESDE ABAJO



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Nos falta el programa --- una pregunta


16/08/2024 | 88 vistas | Miguel Silva







Según algunos(as) activistas, quedamos estancados durante la rebelión de octubre de 2019, porque no teníamos un “programa”, es decir, que nos faltaba una guía donde se plantearan los problemas que teníamos y las soluciones que deberíamos implementar. Mejor dicho, donde salieran las razones para los problemas que teníamos, nuestras soluciones y cómo alcanzar esas soluciones. 

Con esa guía, podríamos habernos organizado mejor para crear el país nuevo que necesitamos. 
 

Pero creo que hay mejores maneras de entender y guiar nuestras capacidades (y falta de capacidades) en la lucha por lo que queremos. En otras palabras, creo que lo que es indispensable, más que un “programa”, son las ideas que son los pilares centrales del país que queremos. Y de esas ideas, de esa “plataforma” -por así decirlo-, nacen (con algo de suerte y mucho trabajo), nuestras soluciones. 

 

¿Cuáles serían estas ideas “tan importantes”? 
 

Primero, que cambia, todo cambia, y que los millones de familias de trabajadores del país son las que deben hacer los cambios. En otras palabras, que nuestras actividades compartidas deben ser la fuente de los cambios. 

Claro, a menudo, unos pocos hacen los cambios porque tienen el poder. Los economistas de “Chicago” con los militares, por ejemplo, implementaron los cambios económicos y sociales después del golpe, y eran pocos. 

Y los políticos parlamentarios hacen leyes que controlan y cambian nuestras vidas. También son pocos. Los empresarios presionan para que sean sus intereses los que manden en este país. Y son pocos. 

También es cierto que los trabajadores estamos divididos en sectores con ideas y experiencia muy distintas (y contradictorias) ... hay derechistas, hay racistas, hay socialistas (de todos los tipos). 

Bueno, nuestro primer principio, una “idea”, es que somos nosotros, los millones de trabajadores, que debemos hacer los cambios con nuestras propias acciones. 

 

Segundo, que necesitamos nuestras propias organizaciones para hacer efectivas nuestras acciones. Organizaciones base de pobladoras, sindicatos democráticos y activos para trabajadores, centros de estudiantes que integren todos en sus quehaceres. 

Esas organizaciones deben ser democráticas, controladas por sus bases, y activas. Pero muy a menudo son poco democráticas, caen bajo el alero de la política parlamentaria o del aparato estatal. ¡Eso no puede ser! 

 

Tercero, que debemos estar unidos. Pero unidos sobre la base del apoyo activo de uno al otro. Chileno con mapuche, mujer con mujer y mujer con hombre, chileno mestizo con migrante. 

Y debemos entender que, cuando hay racismo, cuando hay desigualdad y machismo, cuando hay “de planta” y “precariados”, es la pequeña minoría rica de este país, unos pocos, los (y las) que ganan. En la lucha mancomunada, puede ser que disuelven las diferencias y crece la confianza de clase. 

En fin, necesitamos unidad para apoyar uno a la otra y luchar juntos y juntas. 

 

Con estos pilares, podemos ver cómo avanzar, creo. Veremos que es nuestro deber organizarnos (y muchos y muchas estaban de acuerdo en 2019). 

Entonces, ¿por qué no avanzamos? Porque no estaba claro cómo ganar. Creo que lo que nos faltaba fue la idea que somos nosotros(as) que debemos trabajar con nuestras propias organizaciones – y en ese sentido, que las asambleas locales deberían haber trabajado en coordinaciones primero, y luego en actividades nacionales integradas. 
 

Esa integración habría sido la raíz de una respuesta a la pregunta ... ¿”y ahora qué hacemos”? 
 

Desde discusiones locales coordinadas sobre las colas de espera en las Urgencias, por ejemplo, podrían salir soluciones nacionales a la salud en general. 

¿Pero cómo hacemos reales esas soluciones? La organización local/nacional tiene que pensar que es un gobierno y comenzar a actuar como tal. 

Claro, mientras somos débiles, tenemos que aceptar que los políticos parlamentarios van a discutir, pelear y negociar nuestras demandas en nuestro nombre. Mientras somos débiles. 

 

Ahora bien, necesitamos una “ciencia” para saber cuál es la mejor forma de organizarnos. Ese conocimiento “científico” sobre, por ejemplo, la explotación del trabajador por el patrón (tanto privado como estatal), nos enseña que deberíamos luchar en los lugares de trabajo e integrar en las luchas todo tipo de trabajador y trabajadora, independiente de su género o nacionalidad. 
 

Y esa ciencia nos da de entender que el/la trabajador tiene que aprender en las luchas que es ella y el que pone en marcha la gran máquina productiva del país, y entender que tiene la capacidad de controlar ese aparato él y ella misma por el beneficio de los millones de hogares de trabajadores del país entero. 
 

En otras palabras, que su fuerza de trabajo pasa de ser un producto que cada uno vende, a ser una capacidad creativa que nos sirve a todos. Pero esa nueva forma de ver la vida y el trabajo nace de la ciencia y de la experiencia misma del trabajo. 
 

Y que esa ciencia nos puede dejar claro que el sistema capitalista no solamente vive de la explotación y la opresión de la mayoría de la población, sino que ya ha provocado la crisis global del medio ambiente y que, por consecuencia, es nuestro deber de eliminar el capitalismo o sino, el capitalismo va a hacer daño irreparable a la naturaleza y desaparecemos como especie. 

La interacción es vital entre los más “entendidos” en las luchas y en esa ciencia y los millones que recién están aprendiendo en la lucha. Incluso, los que un día aprenden, el día siguiente a menudo son los y las que llevan la batuta en la lucha. ¡Todo cambia! 
 

Es más, es el deber de los revolucionarios(as) luchar con los millones que recién aprenden que la lucha es “buena”, no sobre la base de sus fórmulas inventadas, sino sobre la base de la lucha práctica; no debemos imponer nuestras condiciones a las luchas. Es decir, si hay ataques contra migrantes, por ejemplo, todos debemos ayudarlos, independiente de si todos compartimos (o no) las mismas ideas sobre otros temas de la vida.  

Ganar una lucha parcial abre las puertas para otras luchas, por así decirlo. 

 

Bueno, con las ideas centrales que son... que debemos organizarnos, que necesitamos nuestras propias organizaciones y que la lucha activa debe unirnos... con esos pilares podemos construir un país nuevo. 
 

Por otro lado, la ciencia que nos ofrece el Marxismo sobre la naturaleza de la explotación, la opresión y las clases, es esencial para tener una óptica que nos ayude ver hacia dónde vamos y hacia dónde debemos ir. 
 

Un comentario final.... Este tipo de “programa” o “plataforma” es muy distinto a un programa parlamentario, porque entiende que son las acciones de base, de millones, que abren paso a los grandes (y pequeños) cambios y no el trabajo (“sacrificado”) de expertos parlamentario en sus reuniones entre cuatro paredes. 
 

Es en ese sentido, el “programa” son principios que tenemos en nuestras cabezas y que son una guía que dirige nuestras actividades. 







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