SOCIALISMO DESDE ABAJO



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Palestina - en medio del colapso, se precisan niños para amanecer.


21/12/2023 | 342 vistas | Nicolas Fuenzalida







Por Modernidad habría que entender el carácter peculiar de la forma histórica de totalización civilizatoria que comienza a prevalecer en la sociedad europea en el siglo XVI, que paulatinamente se va universalizando bajo su forma Capitalista, uno de los hitos que busca universalizar esta forma histórica es la declaración universal de los derechos humanos.

Sin embargo, como es propio de toda realidad humana, esta se nos presenta en dos niveles: Lo posible (potencial) y lo efectivo (real).
El reciente 10 de diciembre precisamente se celebró el día internacional de los derechos humanos, en un contexto que dista bastante del ideal de libertad, igualdad, justicia prometida en dicha declaración.
Paradójicamente en Gaza esté día de vivió en medio de bombardeos a Hospitales, Escuelas y hogares. La cifra de asesinados en este verdadero genocidio asciende las 19 mil personas, entre los que cuentan miles de niños, mujeres y ancianos, reafirmando que, en la sociedad capitalista, la realización de tales derechos es irreal, y se nos manifiestan muchas veces tan sólo como categorías abstractas.

Las pruebas más recientes que cristalizan esta trágica situación fue la votación en el consejo de seguridad de la ONU donde EEUU con su capacidad de veto logró impedir un alto al fuego humanitario inmediato en Gaza y por otra parte las imágenes de civiles Palestinos desnudos y amarrados de pie y de mano – como en el holocausto nazi – siendo traslados en camiones, una prueba tácita de que el viejo orden internacional se cae a pedazos.

Se suman a este dramático escenario, los altos niveles de angustia y depresión actuales, cuyas cifras no tienen precedentes y superan a los de la Gran Depresión y las dos guerras mundiales1, la catástrofe climática que amenaza la sobrevivencia humana y a más de 1 millón de plantas y animales que se encuentran en peligro de extinción, en medio de una nueva versión de la Cop28 encabezada por un magnate petrolero.

Por otra parte, los conflictos armados se multiplican y por primera vez en la historia, más de 100 millones de personas se ven desplazadas por la fuerza, la mayoría de ellas dentro de sus propios países.
Extrañamente la propuesta de la ONU es mayor innovación, inversión y seguridad para los próximos años, pero poco se explica sobre la implicancia que tendrá la innovación tecnológica en la baja tendencial de la ganancia, poco se menciona respecto al servicio de quien serán puestas las nuevas tecnologías ¿Del complejo militar industrial? ¿De la concentración monopólica de alguna empresa?

¿De un genocidio como el perpetrado por el ejército de Israel en Gaza? y aún menos se habla de las implicancias que tendrá el desarrollo de la inteligencia artificial en la caída de los salarios reales y la destrucción del empleo.

También, se habla de mayor inversión pública, particularmente para el medio ambiente, pero se omite que un cambio en la matriz energética del norte global implica nuevas políticas de despojo hacia los países del sur global y finalmente se habla de la seguridad, la cual menciona la necesidad de salvaguardar los derechos humanos y exigir estándares de exigencia mayor a las democracias, cuestión totalmente contraria con la realidad global, donde la extrema derecha se afianza.

¿Cómo fue que un proyecto civilizatorio que en su esencia era una promesa de abundancia, emancipación y armonía con la naturaleza hoy nos coloca en una situación de colapso civilizatorio?

¿Cómo un fenómeno que en principio era positivo para la humanidad se transformó en algo negativo? ¿Cómo un instrumento de la comunidad internacional como la ONU, diseñado para salvaguardar los derechos humanos se ha transformado en el principal obstáculo para la defensa de dichos derechos?

Para responder a estas preguntas es necesario situarnos en el segundo plano nuevamente, aquel de la realidad efectiva que nos permita conocer cómo la modernidad se materializó concretamente. En este plano comienza a jugar un rol trascendental el modo de producción capitalista, ya que fue el único modo de producción capaz de desarrollar una transformación radical de las fuerzas productivas, capaz de reorganizar efectivamente el proceso de producción, circulación y consumo de los bienes, en consecuencia, la modernidad entonces tuvo que convertirse en capitalista para poder ser realmente una modernidad efectiva.

Bolívar Echeverria nos dirá que la modernidad y el capitalismo están casados históricamente entre sí y el territorio o el lugar histórico en donde este maridaje entre la modernidad y el capitalismo tuvo lugar, fue Europa. Occidente se convierte en Europa, que es el escenario del aparecimiento de la modernidad como modernidad capitalista.
Así pues, modernidad, capitalismo y Europa son tres conceptos que están conectados íntimamente, porque sin la modernidad y su organización capitalista no existiría Europa. Europa existe justamente como el lugar tan peculiar en el cual ese encuentro entre el modo capitalista de producir, circular y consumir la riqueza se conecta con esta revolución de las fuerzas productivas.

Modernidad y capitalismo vienen juntos, y parecería entonces que es imposible imaginar una modernidad que no sea capitalista; es decir, si nació y fue cuidada, fomentada y realizada gracias al método capitalista de la reproducción de la riqueza social, parecería que la modernidad no puede funcionar de otra manera que no sea la capitalista.

Lo cual nos hace preguntarnos: ¿Es posible una vida moderna y civilizada sin el Capitalismo?
El capitalismo, no es indispensable para que exista una vida civilizada sobre la tierra, el capitalismo por el contrario es el que sistemáticamente está imposibilitando la realización de una vida civilizada sobre la tierra en la actualidad, debido a que su naturaleza es contradictoria en sí misma.

El carácter contradictorio de la modernidad Capitalista parece provenir de un desencuentro entre los dos términos que la componen: paradójicamente la más radical de las empresas que registra la historia de interiorización del fundamento de la modernidad - la de la civilización occidental europea y su conquista de la abundancia - sólo pudo llevarse a cabo mediante una organización de la vida económica que implica la negación de este fundamento.

Esto significa en términos concretos que el modo capitalista de reproducción de la riqueza social requiere crear constantemente una escasez artificial, es decir una infrasatisfacción siempre renovada del conjunto de necesidades sociales para afirmarse, mantener su reproducción y cumplir su función mediadora.

En consecuencia, tenemos la responsabilidad ética como humanidad de luchar por un nuevo orden social que ponga como centro la vida misma, más aún, por los niños de ayer, hoy y los que vendrán, en esta civilización que tramonta como dice la canción “se precisan niños para amanecer”.

(1)https://thenextrecession.wordpress.com/2023/01/05/polycrisis-and-depression-in-the-21st-century/





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