Los pocos que mandan en este país piensan que ellos y ellas sirven para mandar, y la gran mayoría están dónde están -- abajo--, porque son lo que son.
Mejor dicho, estamos dónde estamos – abajo--, porque somos lo que somos. Y la minoría rica nos maltratan porque piensan que somos inferiores.
Bueno, de esa gran mayoría, muchos (y muchas) estamos orgullosas de ser mujeres y feministas, indígenas, negros y negras, trans, gay, migrantes, trabajadores precarios. Orgullosas porque sabemos que no somos inferiores.
Por eso los y las revolucionarios ayudamos a mujeres, indígenas, minorías sexuales, migrantes, y trabajadores cuando luchan por sus (nuestros) derechos.
¿Pero por qué estamos dónde estamos -- abajo?
Porque el sistema sirve para dar una muy buena vida a algunos pocos. Y los (y las) demás nos quedamos dónde estamos. -- abajo
¿Somos inferiores?
Los (y las) revolucionarios socialistas tenemos una manera de ver la opresión de la mujer, la migrante, las minorías sexuales, los pueblos indígenas... que va más allá que el maltrato.
¿Cómo describir esa manera de ver las cosas?
Nosotros (y nosotras) decimos que soy mujer y orgullosa del hecho, pero soy trabajadora. Soy trabajadora y mujer; soy parte de la clase trabajadora.
Que soy migrante y orgullosa del hecho, vengo buscando una vida mejor, pero soy trabajadora. Soy trabajadora y migrante; soy parte de la clase trabajadora.
Que soy trabajadora y orgullosa del hecho, pero sin contrato, sin derechos, pero soy trabajadora. Soy trabajadora; soy parte de la clase trabajadora.
¿Por qué es tan importante sentirme parte de la clase trabajadora?
Ser trabajador significa que trabajo por un sueldo, que vendo mi fuerza de trabajo a otro (al patrón) que la ocupa para poner en marcha su negocio, y así sacar sus ganancias.
Ser trabajadora significa que soy parte del motor que hace girar esta economía, este país. Sin clase trabajadora no hay producción, ni distribución, ni enseñanza, ni comunicaciones, ni salud. Ni negocios ni ganancias para los patrones.
Ser parte de la clase trabajadora nos une como mujeres trabajadoras, migrantes trabajadores, indígenas trabajadores, “minorías sexuales” trabajadoras. En fin, ser parte de la clase trabajadora nos une.
Mejor dicho, ser parte de la clase trabajadora debería unirnos. Pero no es tan así, porque algunos (y algunas) piensan que todas las mujeres, independiente de su clase social, comparten el mismo maltrato y falta de respeto.
Y algunos (y algunas) migrantes, indígenas, hombres o mujeres de las minorías sexuales, identifican con “mi gente”, independiente de su clase social, porque comparten el mismo maltrato y falta de respeto.
Parece que vivimos en dos mundos entonces, tenemos dos vidas. Como mujer y como trabajadora; como migrante y como trabajador; como parte de una minoría sexual y trabajadora; como parte de un pueblo indígena y trabajador; como trabajador (o trabajadora) precario y trabajador.
Pero los (y las) revolucionarios socialistas ven las cosas “al revés”.
Es decir, que somos trabajadora y mujer; como trabajador y migrante; como trabajadora y parte de una minoría sexual; como trabajador y parte de un pueblo indígena; como trabajador (o trabajadora) y trabajador precario.
¿Por qué tan importante esta diferencia en ver las cosas?
Porque es el sistema capitalista que nos manda a todos (y todas), es responsable por la falta de respeto y el maltrato. Al sistema capitalista le convienen las divisiones entre hombre y mujer, entre chileno y migrante, entre chileno y pueblo indígena, entre mestizo y negro, entre trabajador precario y trabajador de planta.
Es decir, cuando peleamos entre nosotros, el sistema capitalista da más ganancias a la pequeña minoría que nos manda... ¿No es cierto?
Y para poner fin a las divisiones, tenemos que desmantelar ese sistema, entre todos. Pero no tenemos cómo hacer funcionar un nuevo sistema, nuestro nuevo sistema, si no tomamos control de la producción y eliminamos las ganancias que dan a la pequeña minoría su vida tan buena.
Es por eso que ser clase trabajadora es tan importante, porque sin control sobre lo que producimos y consumimos, difícilmente podemos crear un país propio.
En fin, las (y los) revolucionarias socialistas, queremos eliminar el sistema que “organiza” la falta de respeto que nos muestra y el maltrato que tenemos que aguantar. Y las revolucionarias socialistas sabemos que es la clase trabajadora que hace girar el sistema y que puede echar andar un nuevo sistema bajo nuestro control.
! Por eso, somos trabajadores, parte de la clase trabajadora que puede revolucionar el sistema!
Ahora bien, todos (y todas) sabemos que la clase trabajadora está muy mal organizada y nuestra consciencia integra ideas racistas, machistas, nacionalistas y muchos otros tipos de “istas”.
Pero, esa situación vamos a cambiar, porque el presente no es nada más que parte de la historia que siempre está en movimiento.
¡Cambia, todo cambia!
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